Persona y género

personagenero

Ángela Aparisi Miralles (Coord.)

Thomson Reuters-Aranzadi. Pamplona

(2011). 469 págs. 48 .

Se ha escrito, desde diferentes perspectivas, sobre la “ideología de género”, siempre destacando el uso político de la sexualidad, o bien subrayando sus orígenes filosóficos. El mérito de Persona y género, coordinado por Ángela Aparisi, es no solo la claridad expositiva a la hora de detectar las raíces y las manifestaciones de esta ideología transversal, sino proponer un modelo diferente, pero sólidamente argumentado, de entender la relación entre sexo y género. La idea de fondo es revelar el agotamiento de un paradigma –sea cual sea su nombre, desde el feminismo más clásico a la teoría querer–, que concibe naturaleza y cultura como elementos divergentes y contrapuestos, sin posibilidad de armonización.

El libro, escrito por diversos especialistas, nacionales e internacionales, apuesta por la complementariedad o la corresponsabilidad entre varón y mujer, lo que en términos prácticos evitaría tanto la discriminación como el igualitarismo. No se trata, sin embargo, de una mera preferencia “ideológica” de los autores; la complementariedad, que nace de un análisis exhaustivo – tanto filosófico-antropológico, como biológico, psicológico y social–, rescata un concepto de persona más cabal y unitario, sin fragmentaciones artificiales ni reduccionismos.

Hay dos partes en el enfoque interdisciplinar que proponen estas páginas. De un lado, la pars destruens explica el origen y el desarrollo de las diferentes teorías parciales sobre el género y la sexualidad; asimismo, se estudia cómo esta ideología ha empapado las diferentes legislaciones y las consecuencias jurídicas, políticas y sociales de la misma. Es clave, en este sentido, entender la diferencia entre el deber de no discriminación y el desatino que supone la proliferación de derechos fundados sólo en elecciones o preferencias personales. Se adivina, además, que la reforma del matrimonio, la promoción de las biotecnologías en el ámbito de la reproducción o el aborto son luchas en las que se encuentra implicada esa concepción maniquea de la mujer. Lo paradójico, en cualquier caso, es que todo este movimiento ha ido en perjuicio del verdadero feminismo.

La pars construens, de otro lado, resulta mucho más esperanzadora. Hay suficientes datos científicos que fundamentan la diferencia existente entre varón y mujer, sin que

ello implique una jerarquización antropológica, política o social. El modelo de igualdad en la diferencia concibe armónicamente las relaciones entre lo biológico (sexo) y lo cultural (género), admitiendo que algunas funciones son, cierto, meramente culturales y, por tanto, tienen carácter intercambiable, pero también que existen otras fundadas biológica o psicológicamente.

En este sentido, los autores reclaman un equilibrio entre varón y mujer en el ámbito público y privado (lo que supone reconocer el derecho de los hombres a participar activamente en la esfera doméstica); defienden la familia como el lugar idóneo para el desarrollo integral y armónico de la persona y, por tanto, de la feminidad o de la masculinidad, y reconocen el valor positivo de la maternidad y la paternidad.

Josemaría Carabante.

Reseñas


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