Dios, Padre omnipotente, te damos gracias porque quisiste
que el Evangelio de tu Hijo resonara en África
y que el Espíritu Santo habitase en el corazón de tantos africanos.
Regenerados por medio de las aguas del Bautismo,
han descubierto la belleza de ser cristianos
y la alegría de anunciar a Jesucristo, incluso hasta la efusión de su sangre.
Te rogamos, Padre Santo, haz de nosotros la sal de la tierra y la luz del mundo.
Bendice este Congreso Panafricano de laicos católicos,
para que sea para todos nosotros una ocasión
de descubrirnos corresponsables de la misión de la Iglesia
en los múltiples campos del apostolado.
Suscita en nosotros un compromiso renovado
por la justicia, la paz y la reconciliación.
Te lo pedimos por intercesión de la Virgen María,
Nuestra Señora de África, Reina de la Paz
y Estrella de la Nueva Evangelización.
Amén.