«El deporte que practican es un deporte muy competitivo, pero la presión de querer conseguir resultados significativos no debe jamás llevarlos a embocar atajos como es el caso del dopaje. ¡Como es fea y estéril la victoria que se obtiene haciendo trampas en las reglas y engañando a los demás!»: lo ha subrayado el Papa Francisco el 8 de mayo pasado, dirigiéndose a la Federacion italiana de tenis (FIT).
“La Iglesia se interesa por el deporte porque le interesa el hombre, todo el hombre y reconoce que la actividad deportiva incide en la formación de la persona, en sus relaciones y en su espiritualidad. Ustedes atletas tienen una misión que cumplir: poder ser, para cuantos los admiran, validos modelos a imitar. Y también ustedes, dirigentes, entrenadores y profesionales del deporte, están llamados a dar buen testimonio de los valores humanos, maestros de una actividad deportiva que sea siempre leal y transparente”.