"Los jóvenes siempre responden a la invitación del Papa"

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Entrevista a Su Eminencia el cardenal Stanisław Ryłko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos

de Antonia Pillosio

 

“Eminencia Reverendísima, hablemos del Papa Benedicto XVI y de las dos JMJ en las que ha participado, la de Colonia y la de Sydney… ¿Cuál ha sido el discurso del Papa a los jóvenes que más le ha impresionado, tanto en Alemania como en Australia?”

De la JMJ de Colonia recuerdo sobre todo dos momentos: la acogida y la vigilia. Del primero tengo en mi mente, sobre todo, una imagen de la ceremonia de acogida del Santo Padre. Había miles y miles de jóvenes a orillas del Rin. Cuando el Papa llegó a bordo de la nave, para los jóvenes era como ver llegar a Pedro en barca directamente del lago de Galilea. El Papa en seguida logró establecer una relación directa con los jóvenes: el gesto de los brazos abiertos, su sonrisa, sus palabras llenas de contenido. Desde el primer momento, los jóvenes lo acogieron como el nuevo Papa de las JMJ.

Durante la vigilia, el Santo Padre habló de los Reyes Magos, recordando que la ciudad de Colonia es el lugar donde se encuentra su tumba, meta de tantas peregrinaciones. Explicó cómo los Reyes Magos pasaron de la búsqueda del Mesías a la adoración del Dios vivo en Cristo. Después afirmó: “Los Magos que vienen de Oriente son sólo los primeros de una larga lista de hombres y mujeres que en su vida han buscado constantemente con los ojos la estrella de Dios, que han buscado al Dios que está cerca de nosotros, seres humanos, y que nos indica el camino”. A continuación habló de los numerosos santos que han tenido una gran influencia en la historia de la humanidad, porque han adorado al verdadero Dios. “Los santos, - dijo el Santo Padre - son los verdaderos reformadores. […] sólo de Dios proviene la verdadera revolución, el cambio decisivo del mundo”. En modo claro y eficaz destacó cuál es el secreto para transformar el mundo: “La absolutización de lo que no es absoluto, sino relativo, se llama totalitarismo. No libera al hombre, sino que lo priva de su dignidad y lo esclaviza. No son las ideologías las que salvan el mundo, sino sólo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad, el garante de lo que es realmente bueno y auténtico. La revolución verdadera consiste únicamente en mirar a Dios, que es la medida de lo que es justo y, al mismo tiempo, es el amor eterno. Y ¿qué puede salvarnos sino el amor?”. Al final, Benedicto XVI invitó a los jóvenes a seguir este ejemplo: buscar y adorar a Jesucristo para poder participar en la transformación del mundo.

También la JMJ de Sydney, en el año 2008, fue una experiencia extraordinaria. Recuerdo que, durante la vigilia, el Santo Padre propuso una meditación sobre el don del Espíritu Santo, concluyendo con estas palabras conmovedoras: “Haced que el amor unificador sea vuestra medida, el amor duradero vuestro desafío y el amor que se entrega vuestra misión”. Y en el hipódromo de Randwick, durante la misa final, el Papa Benedicto XVI continuó desafiando y responsabilizando a los jóvenes diciéndoles: “Queridos jóvenes, permitidme que os haga una pregunta. ¿Qué dejaréis vosotros a la próxima generación? ¿Estáis construyendo vuestras vidas sobre bases sólidas? ¿Estáis construyendo algo que durará? ¿Estáis viviendo vuestras vidas de modo que dejéis espacio al Espíritu en un mundo que quiere olvidar a Dios, rechazarlo incluso en nombre de un falso concepto de libertad? ¿Cómo estáis usando los dones que se os han dado, la «fuerza» que el Espíritu Santo está ahora dispuesto a derramar sobre vosotros? ¿Qué herencia dejaréis a los jóvenes que os sucederán? ¿Qué os distinguirá?”.

Creo que estas preguntas resonaron con fuerza en el corazón de los jóvenes, animándoles a abrirse a los dones del Espíritu para ser en todas partes “profetas de esta nueva era, mensajeros de su amor, capaces de atraer a la gente hacia el Padre y de construir un futuro de esperanza para toda la humanidad”.

 

“¿Cuál ha sido el momento más alto de participación de los jóvenes?”

En todas las JMJ, la vigilia del sábado es el momento más intenso de participación por parte de los jóvenes. Tanto en Colonia como en Sydney, la vigilia ha sido “el” momento de gracia, porque los jóvenes en verdad han rezado juntos. En Colonia tuvimos la primera gran vigilia con la adoración eucarística. Estimulados por el tema elegido – “Hemos venido a adorarle” –vivimos juntos un tiempo de adoración. Con gran satisfacción he notado que las nuevas generaciones tienen sed de detenerse en silencio ante Jesús, presente en la Eucaristía. Esto a menudo les sorprende a quienes les acompañan.

Además de la vigilia, también el Vía Crucis ha tenido un fuerte impacto en los jóvenes. En Sydney se desarrolló a lo largo de las calles de una ciudad secularizada, y esto fue un signo fuerte que impresionó a muchos. El mismo Papa se dio cuenta de eso y, después de meses, recordó aquel significativo momento de oración: “En Australia, no por casualidad, el largo Vía Crucis a través de la ciudad se convirtió en el acontecimiento culminante de esas jornadas. Ese Vía Crucis resumía una vez más todo lo que había acontecido en los años anteriores e indicaba a Aquel que nos reúne a todos:  el Dios que nos ama hasta la Cruz” (discurso a la Curia, del 22 de diciembre de 2008).

 

“¿Cuáles han sido las sorpresas que han tenido por parte de los jóvenes?”

La primera sorpresa fue que los jóvenes responden siempre a la invitación del Santo Padre con gran entusiasmo y generosidad. En vista de la JMJ de Madrid 2011, por ejemplo, tantos jóvenes ya se han puesto a disposición para prestar un servicio de voluntariado: 14.000 españoles, 1.200 polacos, 1.000 scout de Europa, etc. Una segunda sorpresa es su deseo de rezar, de establecer una relación profunda con el Dios vivo. Las tiendas para la adoración eucarística, las iglesias donde normalmente se proponen los momentos de meditación u oración de alabanza o donde es posible acercarse al sacramento de la reconciliación, siempre están llenas de jóvenes. La tercera sorpresa es su dinamismo espiritual y misionero. Durante las JMJ se pueden ver tantas hermosas iniciativas de evangelización realizadas por los mismos jóvenes. Son el signo claro de que el Espíritu Santo está obrando en medio de ellos.

 

“¿Cómo ha cambiado la pastoral juvenil las experiencias de las JMJ?”

Ante todo, las JMJ han sido para el mundo una señal extraordinaria de la cercanía de los jóvenes a la Iglesia y de la Iglesia a los jóvenes: la Iglesia ama a los jóvenes y los jóvenes pueden sentirse en casa en la Iglesia. Por ello, han infundido un gran impulso en la pastoral juvenil. No olvidemos que la JMJ es para los jóvenes una verdadero y auténtico momento de gracia, un acontecimiento donde tantos viven, de verdad, un encuentro con Cristo, presente entre los que se reúnen en su nombre. La mayor parte de los jóvenes regresa a casa diferente de cómo llegó. Tantos viven una conversión que trae muchos frutos en su vida personal y en la vida de la Iglesia. Algunos jóvenes, por ejemplo, a partir de la experiencia de la JMJ, deciden comprometerse en sus parroquias, grupos y movimientos. Otros se sienten animados a crear nuevos grupos o nuevas actividades misioneras. Y otros se abren a la vocación sacerdotal o religiosa. Muchos son los que, al volver a sus países de proveniencia, piden formación, catequesis, tiempos de oración.

Además, tantos responsables de la pastoral juvenil encuentran en las propuestas de las JMJ (celebraciones, catequesis, Vía Crucis, festival cultural, confesiones, tiempos de adoración) elementos válidos y valiosos para los jóvenes que se convierten en una ayuda para la pastoral juvenil cotidiana.

Por último, hemos comprendido que los mismos obispos, venidos para dar las catequesis, son estimulados en su misión para los jóvenes, siguiendo el ejemplo del Santo Padre. Las conferencias episcopales de algunos países, por ejemplo, han organizado un “sector juvenil”, que a menudo no había existido antes de las JMJ. Quizás al principio fomentaban esta elección movidos por motivos de carácter organizativo, pero después han comprendido que la pastoral juvenil se desarrolla mejor de este modo. Con el tiempo, las conferencias episcopales se han dotado de un servicio nacional de pastoral juvenil, que apoya el trabajo en las diócesis y ofrece un lugar de comunión con los movimientos eclesiales. Esto es, sin duda, un fruto directo de la JMJ.

 

“¿Cuál es la herencia global de todas estas JMJ?”

Las JMJ han sido un don providencial de Dios en un concreto momento de la historia de la Iglesia, en el que los católicos necesitaban redescubrir su identidad profunda. Podemos decir que las JMJ han contribuido enormemente en la formación de una nueva generación de jóvenes, llamada por algunos la “generación JMJ”. Estos jóvenes han descubierto su identidad de bautizados, la belleza de “ser cristianos”; de esto están contentos y, en un cierto sentido, también orgullosos. Esta generación ha adquirido un rostro de verdad misionero.

 

Además, en diferentes megalópolis que han hospedado las JMJ, ciudades a menudo señaladas por una fuerte secularización, como Denver, París, Toronto y Sydney, las diócesis han experimentado profundos cambios. Algunas personas, inicialmente escépticas respecto a la acogida de la JMJ en países donde la Iglesia siempre es una minoría, han dado después el testimonio de su “conversión”. Han afirmado de haber visto la acción del Espíritu Santo en el anuncio explícito de la fe por parte de tantas personas: el Santo Padre, los obispos, los sacerdotes… pero sobre todo los jóvenes. Les ha impresionado el testimonio libre y gozoso de tantos jóvenes, felices de ser cristianos. En estas Iglesias locales se ha asistido a una especie de liberación. Las diócesis que han acogido y organizado las JMJ, entre otras cosas con gran generosidad y una competencia admirable, han sido marcadas profundamente por este fuerte testimonio de fe. Y hay más, también en las diócesis vecinas, que en los días precedentes del evento han acogido delegaciones de jóvenes, han sido renovados por este particular evento de gracia.

 

“¿Qué piensan de los jóvenes que no pueden ir a las JMJ?”

Cuando la JMJ tuvo lugar en Sydney, muchos jóvenes del mundo no pudieron participar en ella por la lejanía. El costo del viaje era más bien alto. Además, algunos tuvieron problemas para obtener el visado, aunque se ha procurado de facilitar los trámites burocráticos previstos. En todo caso, los jóvenes, que no pudieron vivir el evento en Australia, no se desanimaron; organizaron un evento local simultáneamente con la JMJ de Sydney y siguieron todo a través de la TV. Hemos tenido noticia de encuentros en Bélgica, España, Francia, Macedonia, Irlanda, Japón, Taiwán. En algunos países de África han decidido participar de este modo durante la próxima JMJ de Madrid. Para los que no pueden participar, estos encuentros locales son una buena solución, y es posible realizarlos gracias a los actuales medios de comunicación. Hay cada vez más jóvenes que siguen la JMJ a distancia y muchos dicen que reciben la gracia del evento, a pesar de no estar físicamente presentes.

 

“¿Qué esperan de la cita de Madrid”?

La JMJ es un evento de gracia, en el que Dios actúa libremente, por lo que no tenemos expectativas particulares, pero sí que el Señor mismo hablará al corazón de los jóvenes y les guiará a su Iglesia. En todo caso, la experiencia nos dice que para el país de acogida, en este caso España, la JMJ es una ocasión fantástica de reactivación. Se movilizan e implican todas las fuerzas eclesiales del país: parroquias grandes y pequeñas, movimientos, comunidades religiosas. Muchas familias españolas acogerán en sus casas a jóvenes extranjeros. Todo este movimiento, que ya inició con la peregrinación de la Cruz de la JMJ en todo el país, es una espléndida ocasión de evangelización para España.

Además, seguramente será un momento para fortalecer la fe de todos los participantes, según el mismo tema de la JMJ: “Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe” (cfr. Col 2, 7). El carisma de Benedicto XVI es invitar a todos a buscar a Dios, porque está convencido de que el eclipse del sentido de Dios es la causa principal de los problemas de nuestro tiempo. El Santo Padre considera que la gracia fundamental de la JMJ es precisamente la de ofrecer un tiempo para experimentar la alegría de ser discípulos de Cristo, amados y salvados por él, y descubrir la belleza de la comunión en la Iglesia universal.

 

“¿Cuáles son los recuerdos que nos puede contar de la JMJ de Santiago de Compostela?”

El Camino de Santiago de Compostela jugó un papel relevante en la construcción de la conciencia cristiana del viejo continente durante la Edad Media. Y precisamente pensando en esto, durante la JMJ de Santiago me impresionó en modo particular ver a los jóvenes llegar en su peregrinación a la tumba del apóstol Santiago. En aquella época, cuando se hablaba mucho de la descristianización de Europa, esa JMJ mostraba jóvenes llenos de fe en Cristo, “camino, verdad y vida” (ese era el tema de la JMJ), reunirse en torno al Sucesor de Pedro. Era un fuerte signo para el mundo y ¡especialmente para Europa! Durante la vigilia y la mesa final en el Monte del Gozo, los jóvenes comprendieron que tenían que abrirse a la esperanza de ver un mundo y una Europa diferentes. En aquella cita faltaba la mitad de Europa: la oriental, prisionera detrás de la cortina de hierro; faltaban tantos jóvenes amigos polacos, rusos y otros. Había algunos jóvenes del bloque soviético que vinieron secretamente, que albergaban la esperanza de ver el final de la pesadilla. ¿Quién se habría imaginado que el muro de Berlín iría a caerse sólo poco después de la JMJ de Santiago? ¿Quién se habría imaginado en Santiago de Compostela que sólo dos años después, en la JMJ de Częstochowa, se abrían reunido jóvenes de Europa del Este y del Oeste?

 

“¿Qué desea y qué consejos les da a los jóvenes para la cita en Madrid en el próximo mes de agosto 2011?”

La JMJ es una peregrinación hacia Cristo y con Cristo. Si quieres emprender una peregrinación, es necesario prepararse. Por ello, para poder vivir la cita de Madrid, es necesario que los jóvenes se preparen espiritualmente. Con este fin, el Papa ha escrito un hermoso mensaje sobre el tema de la JMJ, donde hace referencia a dos testimonios personales muy conmovedores. Es bueno que los jóvenes lo lean. Les animo a que se reúnan en pequeños grupos para profundizar juntos este texto y dejarse tocar así en su vida de fe.

Otro consejo para los jóvenes: “¡Invitad a vuestros amigos a Madrid!”. Eso es lo que el Santo Padre hace al inicio de su mensaje, donde invita a todos los jóvenes, tanto los creyentes, “como los que vacilan, dudan o no creen, [para que] puedan vivir esta experiencia, que puede ser decisiva para la vida: la experiencia del Señor Jesús resucitado y vivo, y de su amor por cada uno de nosotros”.

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